Fecha de publicación: 18 octubre 2012
Siempre que puedo, intento elogiar la creatividad rusa. La nacionalidad no determina por completo la estructura mental de una persona, pero ejerce una gran influencia.
Con la literatura rusa muchas veces he tenido la sensación de que lo que leía “No se me hubiera ocurrido jamás”.
Curiosamente, con la electrónica me ha pasado lo mismo. Durante los años que Rusia permaneció distanciada del resto del mundo por motivos políticos, o el resto del mundo de Rusia (no olvidemos que se trata del país más extenso del planeta), su ingeniería y la de la sociedad puramente occidental siguieron caminos distintos.
Muchos de los circuitos analógicos rusos ideados durante la preparación y culminación la carrera espacial son sencillamente geniales.
Podríamos decir que las diferencias con los diseños estadounidenses fueron una mera adaptación evolutiva: dos soluciones distintas para el mismo problema, implementadas de forma aislada, claro.
Existen diseños e investigaciones previos a la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría igual de geniales, lo que demuestra que dichos periodos no hicieron salvo acentuar esta separación ingenieril entre buenos y malos (o viceversa).
Hace cinco años todo el mundo tenía claro que el inventor del LED era Nick Holonyak pero una publicación en la revista Nature sacó a relucir unos documentos que se remontan a 1927, nombrando los experimentos de un desconocido Oleg Vladimírovich Lósev, demostrando su invención, 30 años antes de lo que todos creíamos.
En cualquier caso, esta atribución resulta bastante difusa. De hecho, el fenómeno de la electroluminiscencia en semiconductores también fue observado hace más de 100 años por Henry Joseph Round.
Tanto el profesor Holonyak como el capitán Round merecen mención propia, y hablaremos de ellos en el futuro.
Hijo de nobles en la Rusia Imperial, durante su breve carrera pudo experimentar con la resistencia negativa que aparecía en las uniones de los semiconductores, fabricando circuitos regenerativos, amplificadores y osciladores de estado sólido antes de su lanzamiento oficial bajo el nombre de transistor, 25 años después.
Posteriormente se especializó en sistemas de radio para vehículos. Podemos deducir con facilidad que esto le condujo a un puesto muy activo en el ejército soviético, suponiendo su muerte (probablemente de hambre) en 1942 durante el sitio de Leningrado a manos de la Wehrmacht alemana, con 38 años de edad.
Actualmente se le atribuyen más de 12 patentes, algo nada despreciable considerando su corta y azarosa carrera.
