Curioso, oyéndole diría que me he criado en Argentina, no cambiaría ni una coma del texto hablado.
Parece que compartimos buenos y malos momentos..
En mi niñez (y adolescencia) no teníamos teléfono en casa y los maestros se las ingeniaban para que, a través de aviso a vecinos o padres de otros alumnos, le llegara a mi vieja la queja por algo que hicimos o no hicimos..... Al llegar a casa la vieja estaba en la puerta con ceño fruncido, manos en la cintura y un pie marcando el ritmo por si tenía que actuar la zapatilla voladora.... Ja ja ja..
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