Un saludo para todos los visitantes de este post.
Este es mi tercer amplificador con formas artísticas que logro armar y no voy a decir que sea cosa de importancia. Sin embargo, para mi que me encuentro en el peldaño más bajo de la escalera significa un avance grandísimo en tan corto tiempo, primero porque he aprendido a batallar con circuitos en serie y en paralelo, a diferenciar un diodo de una resistencia, a sacarle provecho a un integrado y sobre todo a no seguir los caprichos de un circuito sino hacer que él siga los míos. Y en segundo lugar, porque he visto la posibilidad de sacar todos esos componentes de su tradicional escondite y presentarlos en forma agradable ante los ojos incrédulos de quienes siempre han visto la electrónica como algo complicado.
Desde el ampli “boxeador”, “los patinadores” y ahora “los rumberos” he seguido un proceso que me ha llevado a mejorar el diseño y las formas con la mirada puesta en un amplificador de gran señal con figuras artísticas en movimiento. Sé que puede resultar descabellada la idea, pero en los ensayos que he efectuado he logrado el apagado/encendido por aplauso y control remoto, cosa que hace dos meses ni soñaba.
A la par con el proceso de soldadura, rediseño de circuitos y formas artísticas, he avanzado también en mi investigación sobre cajas sonoras facetadas y aunque no esté realizandolo técnicamente, sé que podré tener en unos pocos meses un derrotero de formas, tamaños y medidas que puedan servir como guía para quienes estén interesados en el tema.
Gracias a la solícita colaboración de Ezavalla y Cacho quienes me han seguido la corriente en mis locuras, mi entusiasmo va en aumento y creo poder servir de estímulo a quienes se inician en esta emocionante aventura de la Electrónica.
He aquí, pues, mi último trabajo.