La bobina de un parlante es el elemento que disipa casi toda la potencia no convertida en sonido. Mejorando la capacidad de disipación de la bobina se aumenta la potencia a la que puede trabajar el parlante. Por supuesto, hay límites mecánicos, depende del diseño particular de cada modelo el alcanzar antes el límite térmico o el mecánico.
La bobina disipa su potencia por varios caminos:
1) El convectivo, que es a través del aire que la circunda y depende no solo de la superficie del bobinado en sí sino de los medios de escape del aire caliente, por ejemplo el perno ventilado (que consiste en un orificio que atraviesa la pieza polar interior a la bobina, o "perno"). Hay otros sistemas, pero éste es el más común y el que usaba LEEA. Aunque hay algunos modelos antiguos en donde también se utilizaba el domo o copo con una ventana de ventilación.
2) El conductivo, que es en realidad radiante/conductivo a través de las piezas metálicas del magneto y la campana.
3) La potencia útil transformada en sonido, que es en realidad muy pequeña, generalmente entre el 1% y el 10% del total.
O sea que entre el 90% y el 99% de la potencia entregada por el amplificador se utiliza en... calentar la bobina!
En un parlante antiguo LEEA el entrehierro, que es el hueco en donde se mueve la bobina, es muy pequeño, digamos del orden de 0,80 a 1 mm. Las bobinas de esos parlantes tenían un espesor de 0,4 ó 0,5 mm, dejando a cada lado un juego o tolerancia de 0,20 a 0,25 mm.
Las bobinas de alta disipación de hoy día tienen un espesor mayor, digamos de 0,7 mm para una bobina de 2" y 150W de potencia. además las mayores potencias producen mayores deformaciones en la bobina, necesitando un juego de 0,28 a 0,30 mm por lado. Eso necesita un entrehierro de 1,25 mm como mínimo. Para acomodar una bobina de estas, se debe desimantar y desarmar el magneto, tornear las piezas a los diámetros adecuados, volver a cincarlas y volverlo a armar y magnetizar antes de proceder al enconado. Eso ya de por sí disminuye el BxL obtenible, al aumentar el entrehierro.
El resultado es un parlante de potencia mucho mayor, pero de parámetros totalmente distintos a los originales. Perderá sensibilidad, se alterará la curva de respuesta y habrá que medir parámetros y hacer las pruebas acústicas necesarias para ver cuál es el parlante resultante, y si servirá o no para el uso que le queremos dar.
Si en lugar de hacer todo eso simplemente se reemplaza la bobina por otra de iguales características que la original pero realizada con más modernos y mejores adhesivos y esmaltes aislantes, solamente se obtendrá un aumento del manejo de potencia que estará dado por la mayor temperatura que pueda soportar la bobina sin deformarse apreciablemente. Tal vez un 50% de aumento en la potencia será lo mejor que se pueda obtener, pero entonces no se verán alteradas las características originales. Por supuesto, eso en caso de dejar inalterado todo lo demás, cono, suspensiones, etc, cosa casi imposible en los parlantes antiguos porque no se consiguen ya esos elementos, habría que rescatar sin daño los originales.
Así que para saber si vale o no la pena todo este esfuerzo para aumentar la potencia, lo primero es preguntar por el procedimiento que se va a usar, para evaluar cuál será el resultado, y recién entonces sacar cuentas y decidir.
POLI: Para saber sobre la calidad de los conocimientos de una persona, solamente cabe evaluar sus antecedentes y ver los resultados que obtiene. Ahora, para confiar en ella a partir de "las cosas que tiene" o "con lo que cuenta" creo que primero deberías pedirle los títulos de propiedad de esas cosas, y ver si las sabe usar a todas. No creo en el valor "por lo que se tiene" sino por lo que se es.
La bobina disipa su potencia por varios caminos:
1) El convectivo, que es a través del aire que la circunda y depende no solo de la superficie del bobinado en sí sino de los medios de escape del aire caliente, por ejemplo el perno ventilado (que consiste en un orificio que atraviesa la pieza polar interior a la bobina, o "perno"). Hay otros sistemas, pero éste es el más común y el que usaba LEEA. Aunque hay algunos modelos antiguos en donde también se utilizaba el domo o copo con una ventana de ventilación.
2) El conductivo, que es en realidad radiante/conductivo a través de las piezas metálicas del magneto y la campana.
3) La potencia útil transformada en sonido, que es en realidad muy pequeña, generalmente entre el 1% y el 10% del total.
O sea que entre el 90% y el 99% de la potencia entregada por el amplificador se utiliza en... calentar la bobina!
En un parlante antiguo LEEA el entrehierro, que es el hueco en donde se mueve la bobina, es muy pequeño, digamos del orden de 0,80 a 1 mm. Las bobinas de esos parlantes tenían un espesor de 0,4 ó 0,5 mm, dejando a cada lado un juego o tolerancia de 0,20 a 0,25 mm.
Las bobinas de alta disipación de hoy día tienen un espesor mayor, digamos de 0,7 mm para una bobina de 2" y 150W de potencia. además las mayores potencias producen mayores deformaciones en la bobina, necesitando un juego de 0,28 a 0,30 mm por lado. Eso necesita un entrehierro de 1,25 mm como mínimo. Para acomodar una bobina de estas, se debe desimantar y desarmar el magneto, tornear las piezas a los diámetros adecuados, volver a cincarlas y volverlo a armar y magnetizar antes de proceder al enconado. Eso ya de por sí disminuye el BxL obtenible, al aumentar el entrehierro.
El resultado es un parlante de potencia mucho mayor, pero de parámetros totalmente distintos a los originales. Perderá sensibilidad, se alterará la curva de respuesta y habrá que medir parámetros y hacer las pruebas acústicas necesarias para ver cuál es el parlante resultante, y si servirá o no para el uso que le queremos dar.
Si en lugar de hacer todo eso simplemente se reemplaza la bobina por otra de iguales características que la original pero realizada con más modernos y mejores adhesivos y esmaltes aislantes, solamente se obtendrá un aumento del manejo de potencia que estará dado por la mayor temperatura que pueda soportar la bobina sin deformarse apreciablemente. Tal vez un 50% de aumento en la potencia será lo mejor que se pueda obtener, pero entonces no se verán alteradas las características originales. Por supuesto, eso en caso de dejar inalterado todo lo demás, cono, suspensiones, etc, cosa casi imposible en los parlantes antiguos porque no se consiguen ya esos elementos, habría que rescatar sin daño los originales.
Así que para saber si vale o no la pena todo este esfuerzo para aumentar la potencia, lo primero es preguntar por el procedimiento que se va a usar, para evaluar cuál será el resultado, y recién entonces sacar cuentas y decidir.
POLI: Para saber sobre la calidad de los conocimientos de una persona, solamente cabe evaluar sus antecedentes y ver los resultados que obtiene. Ahora, para confiar en ella a partir de "las cosas que tiene" o "con lo que cuenta" creo que primero deberías pedirle los títulos de propiedad de esas cosas, y ver si las sabe usar a todas. No creo en el valor "por lo que se tiene" sino por lo que se es.
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